En estos días, el confinamiento y aislamiento social provocado por la pandemia del Covid-19 está siendo sobrellevado con distinto grado de tolerancia por las personas. Nunca es suficiente insistir, más que nunca en este momento de la crisis, en la importancia de evitar salir de casa lo máximo posible y de esta manera apoyar la esforzada labor del personal sanitario y de los voluntarios de las universidades que apoyamos en el diagnóstico de Covid-19, particularmente el Laboratorio de Diagnóstico Interuniversitario UCSC-UdeC, en la región del Biobío. Para mantener los bajos índices de contagio en nuestra Región, es preciso que redoblemos los esfuerzos para quedarnos en casa.

Reconociendo que siempre se podría estar mejor preparados, creo nunca antes la sociedad ha tenido mejores herramientas para enfrentar la pandemia. Primero, en Chile contamos con el desarrollo tecnológico y recursos humanos suficientes para realizar diagnóstico masivo de Covid-19 mediante técnicas de Biología Molecular. Segundo, los esfuerzos realizados en muchas partes del mundo, incluido Chile, nos hacen tener razonables esperanzas de contar con una vacuna contra el Covid-19 en el mediano plazo. Finalmente, pero no menos importante, un porcentaje significativo de personas disfrutamos de un acceso a Internet que nos permite mantener una comunicación fluida, acceder a servicios de educación, entretenimiento, trabajo, trámites, etc. Imaginemos cómo hubiese sido el panorama 20 años atrás, en el futurista año 2000, creo que sería incomparablemente más duro.

Pienso que es necesario valorar todo lo anterior y aprovechar las oportunidades que esta crisis está creando. Básicamente valorar la salud y la vida, que muchas veces es algo que damos por hecho, pero que ahora, ante la amenaza inminente, nos hace recordar la vulnerabilidad humana. También la oportunidad de compartir en familia fortaleciendo los lazos familiares, transmitiendo valores, enseñanzas y cultivando el afecto. Aprovechar el tiempo para reflexionar sobre el rumbo de nuestra sociedad.

Hace algunos meses nuestro país había estado lidiando con varias crisis simultáneamente: incendios, escasez hídrica y la más aguda de todas: la crisis social. Naturalmente, todo aquello pasó a un segundo plano luego que nos azotara la urgencia sanitaria, pero ellas siguen latentes y esperando a que pase el Covid-19 para retomar su turno. Ante esto, me pregunto si será posible aprovechar este tiempo privilegiado para la reflexión para retomar el diálogo social y el debate de ideas para una nueva constitución. Quizás en forma cándida, imagino la aplicación de las herramientas de big data para el análisis de discursos, debates y encuestas masivas organizadas por medios digitales. Por supuesto que la instancia no tendría una representatividad suficiente en nuestra sociedad, pero sería un paso importante para poder entender las ideas y demandas de la población joven en una forma serena, razonable, multitudinaria, participativa, ordenada; y con el beneficio adicional de hacernos olvidar por un momento el confinamiento por el Covid-19.

Dr. Marcelo Villagrán

Académico Facultad de Medicina UCSC y miembro de Programa de Recursos Naturales para la Sustentabilidad del Núcleo Científico Tecnológico, UCSC

Integrante del Laboratorio Diagnóstico Interuniversitario de Covid-19 UCSC-UdeC.